12 de mayo de 2011

Marcha Nupcial *** Curiosidad

Cualquier momento importante  va a ir acompañado de un fondo musical acorde, que lo vista y engrandezca. El más esperado, quizás, sea la llegada de la novia, por ello buscamos una música triunfal y cuyo tempo permita llevar un paso tranquilo pero constante. Las marchas tienen la cadencia perfecta y son la opción más habitual.

La marcha nupcial suena cuando entra la novia en la iglesia camino del altar y cuando salen los novios del templo.

La más escogida entre las parejas es la "Marcha Nupcial de Mendelssohn". Los orígenes de tal costumbre (poner una marcha nupcial al entrar en la iglesia) parece que viene de la boda celebrada en 1858, entre la Princesa Victoria de Inglaterra, gran aficionada a la música (hija de la Reina de Inglaterra y Emperatriz de la India), con el Príncipe Federico Guillermo de Prusia. La Princesa, que se casó en la Capilla Real de Saint James' Palace y eligió la obra de Mendelssohn para acompañar su entrada a la iglesia. Esta costumbre se fue imponiendo desde la corte hasta las instancias más nobles del pueblo llano, y perdura hasta nuestros días, se ha convertido en una de las más seguidas. Cuenta, la historia, que para salida de la Iglesia eligió la "Opera Lohegrin" de Wagner .

Felix Mendelssohn autor de la Marcha nupcial, esta obra forma parte de “El sueño de una noche de verano”, escrita en 1826 a partir de la obra homónima de William Shakespeare. Mendelssohn es uno de los compositores románticos más elegantes y con mayor claridad y colorido orquestal, de ahí el acierto en la elección por parte de la princesa Victoria de Inglaterra.

Marcha Nupcial de Wagner:,  tema de la “ópera Lohengrin”. Este autor también pertenece al grupo de los románticos, es de carácter mucho más impetuosos y revolucionario. Su obra así lo demuestra y también esta marcha de corte contundente. Lástima que se haya trivializado poniéndole letra ..."ya se han casao..."

Otras marchas nupciales son la compuesta por Mozart, que aparece en su ópera “Las bodas de Figaro”, aunque es muy poco frecuente, muchos novios la prefieren para su celebración debido al carácter más alegre y pegadiza de su melodía. O  “La llegada de la reina de Saba” de Häendel.

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