Los primeros en llegar a la iglesia debe ser el novio acompañado por la madrina, irán saludando a los invitados y todos deberán esperar a la novia, que llegara acompañada del padrino, en el altar de la iglesia.
La novia entra en la iglesia mientras suena la marcha nupcial. Si hay damas, pajes o niños de arras, estos entran detrás de la novia, vigilando no pisar la cola del vestido (cosa bastante frecuente). El padrino y el novio ofrecen su brazo izquierdo, excepto militares con sable que ofrecen su brazo derecho.
Una vez que la novia ha llegado al altar la colocación en el mismo de izquierda a derecha es como sigue:
La madrina, la novia, el novio y el padrino, siempre mirando hacia el altar.
Los testigos de cada uno se sitúan a lado correspondiente (sí van por la novia a la izquierda y si van por el novio a la derecha). Los familiares también se deberían colocar en su lado correspondiente, aunque es una práctica poco llevada a cabo.
En bodas muy formales, los padrinos pueden estar situados a un lado del altar, en vez de al lado de los novios.
Ceremonia.
A lo largo de la ceremonia el sacerdote reclama los anillos que se colocan en el dedo anular derecho (excepto en algunas zonas como Cataluña que se lo colocan en el izquierdo). Tanto los anillos como las arras se entregan en este orden: esposo a esposa y esposa a esposo. Las alianzas las suele tener el padrino y las arras la madrina, excepto si hay niños de arras, que son lo encargados de llevarlas.
Se finaliza el acto con la firma de los contrayentes, padrinos y testigos en el altar o en la sacristía.
Cortejo de salida.
La salida de la iglesia es: los novios del brazo, detrás los padrinos y los niños de arras y las damas de honor.
Si los padres no son los padrinos, pueden salir el padre de la novia del brazo de la madre del novio, y el padre del novio del brazo de la madre de la novia.
Al salir, se produce la inevitable lluvia de arroz o de pétalos de rosa